Desde que en los años 70 se crucificara los niveles de colesterol hemos pasado por muchas fases. Primero se crucificó a las grasas en general, sin separar si eran grasas saludables o no. Entramos en la fase en la que se estigmatizó a alimentos como los huevos y/o los aceites, y entramos en la era de los productos bajos en grasa o “lights”. Con el tiempo se demostró que esto no era así, y que las grasas saludables eran absolutamente necesarias, incluso ahora está de moda la dieta cetogénica, con un alto contenido de éstas mismas grasas. Además, se demostró que los productos “lights” eran superultraprocesados, y que podrían ser incluso dañinos. La siguiente fase fue la del azúcar. A partir del cambio de siglo, se empezó a echar la culpa al azúcar blanco y a los productos azucarados, y esta vez no se equivocaron. Los niveles elevados de azúcar en sangre producen daño en el endotelio vascular, y éste se repara con colesterol, con lo que, si aumentamos de forma crónica la ingesta de productos azucarados, aumentan los niveles de colesterol. Siguiendo ésta misma línea, unos años más tarde, se empezó a ver que no sólo era el azúcar el causante del aumento de los niveles de glucosa en sangre, sino que existían otros alimentos con un “alto índice glucémico”, que podían también terminar lesionando el endotelio vascular. Entre estos alimentos se encuentra el trigo, el arroz, o la patata. Con ellos no digo que haya que eliminarlos por completo, pero si al menos, disminuir de forma considerable su consumo.
A pesar de que hayamos introducido todos estos cambios (eliminar alimentos de alto índice glucémico, eliminar azúcares, y aumentar la ingesta de grasa saludable), más hacer ejercicio y controlar el estrés, algunas personas son incapaces de regular sus niveles de colesterol. Por ello necesitamos una nueva revolución que nos haga dar el paso definitivo.

¿Qué se sabe ahora sobre el colesterol?

El colesterol lo produce y lo destruye nuestro hígado. Cuando se produce un aumento en la producción de colesterol, puede ser porque lo necesitemos, o porque nuestro hígado no funcione bien. Una vez descartadas las patologías hepáticas, endocrinas (diabetes mellitus, hipotiroidismo…), renales (síndrome nefrótico o insuficiencia renal), medicamentosas (esteroides anabolizantes, anticonceptivos, betabloqueantes, y algunos fármacos antihipertensivos), o nutricionales y/o de hábitos de vida (déficit de omega 3, …), vamos a ver por qué causas puede el hígado, a voluntad, aumentar la producción de colesterol.

La función principal del colesterol, es transportar grasas. Simplificando mucho, el colesterol LDL transporta grasas del hígado hasta los tejidos, y el HDL lo hace en sentido inverso, de los tejidos al hígado.

La función de estas grasas es reparar estructuras que contengan lípidos. Por tanto, la mayor parte de estas grasas irán a parar al sistema vascular endotelial, al cerebro, y a las membranas celulares. Por tanto, y ya para centrarnos en el tema que os quiero mostrar, un daño en las membranas celulares excesivo y crónico, puede dar lugar a un aumento de la producción de colesterol.

Para ello y a modo de ejemplo os muestro el siguiente dibujo, en el que se muestra el ciclo viral del flavivirus, aunque este ejemplo sería extrapolable a los demás virus.


(Dibujo extraído de (1))

Existen 3 vías mediante las cuales esta infección vírica estimula la producción de colesterol (1):

  • Al unirse a la superficie celular, las partículas de virus se unen a los distintos receptores que se encuentran en las balsas lipídicas, microdominios de membrana plasmática ricos en colesterol, para desencadenar la endocitosis dependiente de clatrina. Inmediatamente después del apego y la entrada, hay un aumento en los niveles de colesterol, que se correlaciona con un aumento del LDLr, en la superficie de la célula infectada.
  • La replicación de ARN ocurre en las invaginaciones de membrana inducidas por proteínas NS4A llamadas RC, donde se producen los ácidos grasos y la síntesis de colesterol.
  • Además, la infección flaviviral inhibe la actividad de AMPK induciendo una reducción en los niveles de fosforilación de HMGCR, lo que conduce a un aumento en su actividad y síntesis de colesterol.

Así, y mediante este proceso, las membranas inducidas por flavivirus. al ser ricas en colesterol, sirven como reclamo y puerta de entrada a otros virus.

Una vez expuesto todo esto, vamos a encontrar una solución plausible para frenar esta producción aumentada de colesterol por parte del hígado.

Es bien conocida la acción antivírica del ozono a través de 2 vías, una directa y otra indirecta:

  • Efecto antiviral directo, ya que el ozono daña la cápside viral y altera el ciclo reproductivo al interrumpir el contacto del virus a la célula con la peroxidación.
  • Efecto antiviral indirecto, ya que aumenta la producción de interferón y de TNF-alfa, disminuye la inflamación, además de un efecto antioxidante al aumentar la producción de protectores de radicales libres y protectores de la pared celular (glutatión, catalasa, peroxidasa y SOD).

Por tanto, una vez descartadas las otras causas posibles del aumento de colesterol, y habiendo hecho una anamnesis completa previa, no es descabellado pensar que el aumento de colesterol puede deberse a una infección vírica crónica, y que uno de los tratamientos de elección más eficaces, libre de toxicidad, y sin efectos secundarios sería la ozonoterapia mediante aceites ozonizados. Éstos son una forma domestica de administración de ozonoterapia, en la que el mismo paciente puede hacerse cargo de su tratamiento.

(1) The role of host cholesterol during flavivirus infection. October, 2018. Frontiers in cellular and infection microbiology

Autor:Juan José Gascó Esparza

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